6 días han pasado desde que Eslovenia se subiera al primer podio se su historia deportiva. Y tan grande es la historia, que subirse con la medalla de oro es consecuencia merecida a todo el orgullo y emoción con la que han jugado en todo el torneo.
Kokoskov ha trabajado un equipo campeón, con una base ya creada de años anteriores a la que se le ha añadido pilares importantes para poder conseguir un título, básicamente, de gran trascendencia futura. Y digo futura, porque hasta dentro de 4 años no se volverá a jugar otro Eurobasket y además siendo el último Eurobasket de Goran Dragic junto con Eslovenia. Tácticamente ha estado soberbio y ha sabido como aniquilar, entiéndase la palabra, a los equipos rivales.
Eslovenia, como en todo el Eurobasket, ha dado una lección de coraje y autoestima, y ha sabido jugar, dominar y sufrir. La fe que ha mostrado el equipo balcánico en todo tipo de situaciones ha sido clave para lograr la gran hazaña. Goran Dragic y Luka Doncic han sido la pareja de este equipo, aunque por su madurez, no sabría decir cuál ha sido el más decisivo. Seguramente Dragic, tras ser galadornado con el MVP, se le ha sido reconocida toda su evolución deportiva durante todos estos años. Doncic, en cambio, tiene la calidad suficiente para hacer grandes cosas, y su excelente progresión hace entrever que su carrera, estará lleno de éxitos.
Junto a ellos se unió Prepelic, cuyo torneo ha sido sencillamente maravilloso, mostrándose solido en la final cuando sus capitanes de abordo – Dragic y Doncic – faltaban. A su lado, Randolph, ya conocido a nivel Europeo y nacional, mostrando ser un 4 abierto muy peligroso y dando esa solidez a una Eslovenia cuyo juego interior ha sido débil por tradición. Y por último está el inmaculado Vidmar. Su trabajo sordo ha sido impoluto para que Eslovenia se alzara con el metal tan preciado. Se ha mostrado muy agresivo en todo el torneo, generando ventajas sobre Goran y Luka, que hacían desajustar la defensa rival y optar a ventajas que tenían un valor atroz. Tan clave, que su defensa a Bogdanovic en la final les dio medio quilate.
Lo que está claro es que Kokoskov ha realizado una gestión impecable en este torneo. Los minutos más decisivos del eurobasket los jugos con Nikolic, Blazic, Prepelic, Randolph y Vidmar, no saliéndose en ningún momento de la filosofía tan positiva que les ha hecho llegar tan alto.
No sé si llegarán más éxitos en un futuro o no, posiblemente sí, pero que esta selección no ha regalado un baloncesto soberbio, es la realidad a un final de torneo teñido de talento y magia.
La Cueva Deportiva 
Deja un comentario